miércoles, 7 de enero de 2009

One of thousands

la obsesión y el amor por Luciana Path, me había llevado a uno de los viajes más largos y decepcionantes que pude hacer en mi vida.

Un viaje que me llevó unos tres años de trabajo arduo y una metodología casi heroica de ahorrar cada peso que llegaba a mis manos. Cuando arribe a Barcelona, me acuerdo del cielo gris , era Octubre y sentía un frío tan fuerte que me ahogaba. Busqué en el bolsillo de la chaqueta el papelito con sus datos, un taxi de inmediato y un vacío en el cuerpo. Unos cuantos minutos y estaba frente a su puerta. Medité tocar el timbre por unos segundos, un cigarro, otro, otro y al quinto lo logré, estaba Lucina Path frente a mis ojos, con su sonrisa nerviosa o de incomodidad que en su hábil mundo de la diplomacia me reafirmaba indirectamente el pobre Diablo que era para ella.

Me dispuse a explicarle de mis motivos del viaje , darle un detalle para conquistarla. Mientras buscaba en mi maletín el presente, ella pronunciaba lentamente como deshojando una margarita : -- qué está haciendo aquí? . Fue aniquilador cada palabrita pronuciada, tan solo respiré y le besé sus manos.

Después de unas humillantes lágrimas y la declaración de mi amor, el portón de su casa estaba en mis narices. No tuve sino la posibilidad de gritar en la calle cuanto la quería, las terribles ganas de verla y poder estar a su lado. Luciana , cuanto la adoro, cuanto la amo .

Muchos años después he recibido un mensaje. Una declaración tormentosa que no me ha dejado de rondar en la cabeza. palabras más o menos , Luciana hace referencia a mi descabellado viaje a Barcelona, me explica el por qué de su silencio, la puerta cerrada, la negación de un sentimiento y la odiosa reacción que tuvo al verme frente a su casa.

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Luciana aparece. Es un torbellino que me aniquila, una fémina que no deja de sacudir mi cordura. Al recibir su mensaje no tuve más remedio que volver a ella, Le respondí a su correo con un poco de desazón, un desconsuelo a su aparición , tres años después de una esperanza desecha.

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Después del golpe bajo a mi alma, que ella dice haber visto , Me he dedicado a olvidarla, a dejar su nombre en el pote de basura. Es imposible. Luego de tres años batallando con el alcohol , excusas y un dolor profundo, aparece, con un mensaje de resurrección y una llamada telefónica para invitarme a una cita.

Estaba tan bella. Lucía un vestido corto , con unos zapatos de tacón oscuros y un maquillaje sobrio. Llegue a la hora pactada, en el lugar preferido de ella. Nos miramos por varios segundos, estaba completamente hecho mierda, tenía miedo, desespero y un presentimiento a ser víctima de algunos de sus tantos venenos.


Me acerqué a la mesa, ella se levantó del asiento y tan solo dijo: estás igualito, parece que no cambiarás. El tono fue tan empalagoso e insultante. La primera puñalada a mi deteriorado orgullo. Luciana , gritaba por dentro. No he cambiado?, te parece qué no he cambiado?. qué soy el mismo que viste en Barcelona? Seguro que no he cambiado, soy un pobre diablo enamorado. Mientras me decía mentalmente los gritos para ella o mis respuestas, me dispuse a estar en la mesa con un gesto silencioso y escucharle sus tantas excusas, el llanto y el amor que le tenía a su tal difunto Víctor, las oportunidades de volver a creer en el amor. Mientras Luciana decía en tono suave y seductor que ahora estaba dispuesta a comenzar algo nuevo, me llenaba de alegría, pero en esa misma sensación de esperanza, desconfiaba que fuera cierto que podría ser a mi lado.

La escuché, me habló de sus estudios de Negocios Internacionales en Barcelona, el trabajo que ahora tenía en Colombia y de sus padres. Palmoteaba , reía, gozaba de todo y yo sentado frente a ella no podía creer su descaro. Estuvimos unas 4 horas en el lugar, luego no pude resistirme a su boca, y mientras ella seguía con su numerito de mujer inalcanzable, la bese , seriamente la bese. Un beso que tenía deuda desde hace años. Ella siguió el beso y uno y otro nos llevaron a su apartamento.


En su apartamento, decidió seducirme, no fue mucho lo que tenía que hacer. sus saltones ojos y el cabello suelto en sus hombros fueron suficientes para ceder a sus antojos. Estaba junto a ella, rezando mi adoración , amándola sin saber que ella no me amaría nunca. La contemplaba, estaba extasiado de su presencia. En la mañana siguiente, seguía excusándose , hablando de lo mal que se sentía. Procuré medir mis deseos y tan solo le dije lo primero que se vino a mi mente: -- no la odio Luciana, No puedo odiarla. Fue pronunciar esas palabras para verle una sonrisa en su rostro. Entendí que a ella no le importaba mi amor sino que no la odiara. Suspiró y entre palabra y palabra volví a estar muerto , hablaba de lo tranquila que se sentía faltando unas cuantas horas para su boda y lo maravillada que estaba por su despedida de soltera.

Miles de una serán sus crueldades, una de miles serán las indulgencias que le pueda otorgar.

1 comentario:

  1. Hey que rechim... que buena invitacion a construir historias en este HIPERTEXTO.
    Este personaje de Luciana es fuerte y de seguro no necesita indulgencias, nada parecido a la gorda sumisa de la "Briget Jones" (que buena interpretacion la de esa actriz). En fin, Luciana y su pobre diablo daran de que escribir.

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